Tenemos que hablar de las orcas
¿Quiénes son las Gladis? ¿La han tomado realmente con los veleros? ¿Y por qué sorprenden tanto a los científicos? Entrevistamos a Alfredo López, biólogo marino y especialista en cetáceos.
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Al grano: vamos a hablar de las orcas, unos animales que nos están visitando estos días y que en las últimas semanas han vuelto a ocupar titulares por sus encuentros con veleros.
Para conocer mejor lo que está pasando, entrevistamos a Alfredo López, doctor en Biología por la Universidade de Santiago de Compostela, especialista en cetáceos, miembro de CEMMA e integrante del Grupo de Trabajo Orca Atlántica, un proyecto que busca entender mejor la subpoblación singular de orcas que vive en nuestras costas.
Sabemos que las orcas son animales muy inteligentes. ¿Cómo es su comportamiento?
Las orcas son animales inteligentes que suelen reaccionar ante la presencia de embarcaciones, bien huyendo o bien acercándose a ellas. Pero desde el año 2020, algunos ejemplares de orca ibérica han empezado a tener contacto físico con los barcos y en ocasiones han causado desperfectos.
Más del 90 % de las interacciones se dan con veleros. Las orcas mueven el barco con su propio cuerpo, desplazándolo hacia donde ellas quieren y en ocasiones rompiendo el timón. Por eso en los medios se habla de ataques, cuando en realidad son interacciones y muchas ni siquiera acaban en contacto.
¿De cuántas interacciones estamos hablando?
En la página web de Orca Ibérica y en la aplicación GT Orca Atlántica tenemos un registro de más de 800 encuentros desde 2020, de los cuales 525 son interacciones y el resto son avistamientos. Cerca del 20 % de todas las interacciones causa averías graves, tras las que el barco no puede navegar.
¿Por qué está pasando esto?
Nosotros hemos elaborado dos hipótesis. Una de ellas es que es un comportamiento autoinducido. Las orcas tienen modas, inventan algo nuevo y lo repiten. Por ejemplo, en las aguas canadienses una orca se puso un día un salmón en la cabeza y durante dos años todas las orcas de esa comunidad hicieron lo mismo.
Esta hipótesis de la moda coincidiría solamente con perfiles juveniles y adolescentes. Sin embargo, aquí, el primer año, identificamos que también estaba implicada una hembra adulta.
“Las orcas tienen modas, inventan algo nuevo y lo repiten. Una orca se puso un día un salmón en la cabeza y durante dos años las demás hicieron lo mismo”
Entonces establecimos otra hipótesis basada en que esa adulta hubiera tenido una situación aversiva con una embarcación, un velero posiblemente, y que esto la llevase a tomar medidas de precaución para detener la embarcación y que no le volviese a pasar algo malo a ella o a otro miembro de su grupo. En ningún caso hablaríamos de venganza, porque los cetáceos no son rencorosos.
No sabemos cuál es la hipótesis verdadera, pero podría ser una combinación entre ambas. Es decir, que efectivamente esta orca hubiera vivido esta situación y que las otras, las más jóvenes, repitan lo que hace.
A estas orcas se las llama Gladis. ¿Por qué?
Gladis viene del nombre antiguo de las orcas, Orca gladiator, del naturalista Gervais. Fue un nombre coloquial que le dimos los miembros de Orca Atlántica a aquellos ejemplares que tocaban barcos y que después saltó a los medios.
Gladis son todas las que tocan barcos y cada una tiene su apellido: tenemos la Gladis blanca, la Gladis negra, la Gladis gris, etcétera.
Hay muchas bromas en redes con que estas Gladis “revolucionarias” solo van a estropear los timones de la gente rica. Más allá de los memes, ¿cómo influye la presencia de tantas embarcaciones y de veleros en la vida de estos cetáceos?
Es difícil saber el impacto de la navegación en esta especie, porque para empezar nadie nos responde a la pregunta de cuántos veleros hay en el mar. No creo que esta respuesta no exista, cualquier servicio del orden sabe dónde estamos cada uno de nosotros a través de nuestros teléfonos. Lo que pasa es que, por lo que sea, no les interesa decirlo.
Al no saber esta cifra, no sabemos ni el impacto que está teniendo sobre la fauna marina ni tampoco la proporción de barcos interaccionados que hay respecto al total. Esto es un problema, porque en los medios de comunicación parece que cada vez que coinciden en el mar un barco y una orca, hay un barco roto. No es así.
Nosotros estimamos que las orcas tocan uno de cada cien barcos que pasan por una zona y averían de forma grave el 20 %. Por lo tanto, estaríamos hablando de un 0,2 % de barcos averiados.
👉 Esta entrevista es solo un resumen de nuestra conversación con Alfredo. Puedes conseguir acceso al audio completo compartiendo Planeta Mauna Loa. Como un pódcast, pero más de andar por casa.
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Volviendo al tema de las interacciones, antes comentabas el efecto moda. ¿Se tienen registros de este tipo de interacciones en otras partes del mundo?
En el año 2020, cuando descubrimos la existencia de esta actividad, fuimos siguiendo el rastro de las interacciones hasta los siglos XVII y XVIII. Encontramos información de unas 20. Un ejemplo es Old Tom, una orca que metía las ballenas dentro de una bahía en Australia para que tanto los humanos como su grupo las cazaran.
En cualquier caso, todas esas interacciones están circunscritas a un momento y un lugar muy determinados y nada tienen que ver con las que están ocurriendo aquí. De hecho, ninguna se parece en duración ni en persistencia.
Las orcas tienen mala fama, aunque ningún ejemplar en libertad ha atacado nunca a un ser humano. ¿De dónde viene este miedo?
La verdad es que los humanos tenemos muy poca relación con las orcas y la mayor parte de la que tenemos es amable. Por tanto, podemos imaginarnos que esa mala fama viene en parte del nombre inglés killer whale, que se traduce literalmente como ballena asesina. Los ingleses adoptaron este nombre de los balleneros vascos, que la llamaban “asesina ballenas”, es decir, whale killer. En algún momento le dieron la vuelta y pasaron a llamarla killer whale.
“Un depredador no puede ser considerado sanguinario por el hecho de ser depredador”
Es decir, que todo puede originarse en un error de traducción.
Efectivamente. Otra circunstancia que puede influir en el imaginario humano es que en las películas son representadas como animales sanguinarios y asesinos. Un depredador no puede ser considerado de ese modo por el hecho de ser depredador. Además, las orcas tienen un carácter bastante tranquilo: hay decenas de vídeos en las redes de interacciones en las que no se observa ninguna reacción agresiva.
Imaginemos que tenemos la suerte de encontrarnos con un grupo de orcas. Si interactúan con el barco en el que estamos, ¿qué deberíamos hacer?
Nosotros elaboramos un protocolo que trasladamos a las autoridades españolas y portuguesas. Este consiste en detener la embarcación, apagar toda la electrónica excepto la radio, dejar el timón libre y avisar a las autoridades (es importante avisarnos a nosotros o a Salvamento Marítimo, aunque se trate solo de un simple avistamiento, para que pueda quedar registrado).
Con esto buscamos reducir las motivaciones por las cuales las orcas se acercan. Debemos apagar la electrónica y el motor, para que el barco no haga ruido, y detener la embarcación, ya que la propia velocidad es un estímulo para las orcas, que pueden intentar competir con el barco. El timón debe dejarse libre para evitar que, si lo mueven de un golpe, el navegante pueda romperse un brazo o una mano.
“Debemos apagar la electrónica y el motor, para que el barco no haga ruido, y detener la embarcación, ya que la propia velocidad es un estímulo para las orcas, que pueden intentar competir con el barco”
Constatamos que este protocolo funcionaba en un 60 % de las ocasiones y fue aceptado por los Gobiernos españoles y portugueses. Pero hace unas semanas el Gobierno español lo cambió radicalmente y recomienda hacer justo lo contrario, es decir, acelerar.
Esto es una temeridad, primero, porque las orcas no van a dejar el barco porque acelere. Segundo, porque para un velero es imposible huir en velocidad de las orcas, que alcanzan hasta 26 nudos. A los navegantes no les gusta esperar, porque consideran que no hacen nada, pero sí que están haciendo algo: conseguir que los animales pierdan interés.
¿En qué situación se encuentra la subpoblación de orcas ibéricas?
Son muy pocos ejemplares y tienen muchas amenazas. Por tanto, la situación es mala. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la clasifica como en peligro crítico de extinción y el Gobierno portugués la incluye en el libro rojo de vertebrados de Portugal en esa misma categoría. El Gobierno español la califica de vulnerable.
¿Cómo les afectan problemas como la contaminación del mar?
La contaminación del mar es un problema general que afecta a todas las especies y, sobre todo, a los superdepredadores, porque son superbioacumuladores. La contaminación química se traslada a lo largo de la pirámide trófica hacia arriba, acumulándose en las especies que están en la parte superior. Estas son las que sufren más consecuencias en su metabolismo.
Después está la contaminación acústica. El ruido del mar aumenta y los animales tienen que hablar cada vez más a gritos para poder comunicarse. Estas amenazas son acumulativas, al sumarse unas sobre otras multiplican su acción negativa.
“Es muy importante que el público en general sepa lo que son las orcas. Porque lo peor que puede pasar es que desaparezcan en silencio”
¿Y el cambio climático?
El cambio climático a las orcas les da exactamente igual, pero puede estar influyendo en el desplazamiento de sus presas, como el atún.
Las orcas pasaron siempre por Galicia, pero raramente las veíamos porque se mantenían muy lejos. Pero en este momento estamos viendo el atún dentro de las rías. En el momento que hay cambios en el movimiento del atún, hay cambios en el movimiento de las orcas.
¿Podemos hacer algo para mejorar la situación de las orcas ibéricas?
En este momento lo más importante es disponer de información y para esto contamos con la página web de Orca Ibérica y en la aplicación GT Orca Atlántica. Hacemos un llamamiento a la ciencia ciudadana, a la aportación de información científica a través de medios sociales, para mejorar todo esto.
También es muy importante que el público en general sepa lo que son las orcas, cómo viven y cuáles son sus problemas. Porque lo peor que puede pasar es que las orcas desaparezcan en silencio.
A partir de ahí, habrá que poner medidas y pensar en el futuro. Es decir, ver qué cambios se pueden introducir en la navegación o en el diseño de los barcos para abordar este tema. Lo que no va a cambiar nada es no hacer nada.
¡Gracias por leernos! 💙🐬
La semana que viene volvemos con la newsletter de siempre, un repaso de las noticias más interesantes y curiosas sobre medioambiente, naturaleza y cambio climático. De vez en cuando, te sorprenderemos con más charlas como esta.
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Hasta la semana que viene,
Tania y Juan
Me ha encantado saber más sobre las orcas 🫀 muchas gracias!
Enhorabuena. Por la entrevista en sí y por vuestro afán de innovar. Este libro es estupendo si os gustan las ballenas: https://aticodeloslibros.com/index.php?id_product=65&controller=product