Hablemos de un océano sin plástico
Entrevistamos a Patri y Fer, de Vivir sin plástico, para saber más sobre su aventura recorriendo a pie toda la costa de la península Ibérica para concienciar sobre la contaminación por plásticos.
Imagínate dejarlo todo y echar a andar. Caminar durante más de 500 días al borde del mar. Dar la vuelta a la península Ibérica y atravesar playas, humedales y acantilados, pero también carreteras, fábricas y paisajes destruidos.
🚶🏽♀️🚶🏽 Podría parecer una historia de ficción, pero es una historia real. Es la historia de nuestros dos invitados de hoy.
¡Hola! Somos Tania y Juan, y esto es Planeta Mauna Loa. Cada semana, te contamos las noticias más interesantes y curiosas sobre medioambiente, naturaleza y cambio climático.
Hoy venimos con una nueva edición de las charlas de Planeta Mauna Loa, un espacio en el que conocer de cerca a quienes trabajan para mejorar nuestra relación con el planeta 🌱
Patricia Reina y Fernando Gómez, fundadores de Vivir sin plástico, son dos de las caras más conocidas de la lucha contra la contaminación por plásticos y la promoción de un estilo de vida que genere menos basura.
En verano de 2023 decidieron emprender Un océano sin plástico, un proyecto al alcance de muy pocos: recorrer caminando toda la costa de la península Ibérica para concienciar sobre la necesidad de proteger nuestros océanos.
Hace algo más de dos meses que completasteis el camino entre Irún, en Gipuzkoa, y Portbou, en Girona. 17 meses caminando y más de 5000 kilómetros recorridos. ¿Cómo lleváis ahora lo de estar quietos?
Patri: Acostumbrándonos todavía un poco. Se agradece tener una cama, dormir tranquilamente y establecerse en un sitio después de viajar tanto tiempo. Pero, por otro lado, echo en falta la rutina de despertarme y echar a andar durante horas.
Fer: A mí me hace gracia que, cuando estaba en el camino, estaba orientado. Cada día me despertaba en un sitio distinto, pero veía la tienda de campaña y sabía dónde estaba. Desde que volvimos, muchos días me despierto y tardo un rato en saber dónde estoy. Ahora me resulta raro estar en casa.
¿Qué os llevó a empezar el proyecto Un océano sin plástico?
Patri: Empezamos con el tema del plástico a nivel personal, intentando no comprar nada envasado en plástico desechable. Llevamos mucho tiempo con eso, pero pensábamos que se quedaba un poco corto. Al final te das cuenta de que hay que intentar cambiar el sistema.
Este proyecto surgió para conocer iniciativas, proyectos, organizaciones y activistas que están haciendo cosas por la protección del océano. Buscábamos también animar a la gente a que haga cosas similares, a que se ponga en movimiento. Se dieron las circunstancias y nos lanzamos, era ahora o nunca.
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¿Qué paisaje os marcó más de todo el recorrido?
Patri: Yo soy de Andalucía y siempre he veraneado en Huelva. Es mi sitio favorito. Pero me encantó conocer el norte, con sus acantilados y su costa quebrada. También me gustó mucho conocer partes de Andalucía en las que no había estado, como la playa de Doñana. Pero si me tengo que quedar con un único sitio diría que Portugal. Allí el océano es muy bravo y sientes que tiene muchísima energía.
Fer: Yo también me quedaría con Portugal, sobre todo, con la zona de la península de Troia [al sur de Lisboa]: 60 kilómetros de playa en los que apenas hay construcciones. Es un paisaje maravilloso de dunas enormes. Y la costa da Morte, en Galicia, fue una gran experiencia.
¿Cuánto plástico os encontrasteis en vuestro camino?
Fer: Por encontrar, todo y más. Es imposible calcularlo. Recogimos unos 2800 kilos, pero lo malo es todo lo que nos quedó por recoger. Al principio quería limpiarlo todo, pero después te das cuenta de que es imposible. Si intentásemos recogerlo todo, estaríamos todavía al principio del camino.
Patri: Hacer sentadillas con la mochila tampoco es muy práctico. Yo siempre le decía, “Fer, tenemos que avanzar, no hay papeleras y no podemos cargar con todo esto”. Me acuerdo que una vez en Portugal, cogió un montón de nasas de pulpo y las estuvo cargando durante muchos kilómetros.
Es que el plástico es ya parte de los ecosistemas de la costa.
Patri: Totalmente. Tenemos un nuevo planeta y tenemos que asumir que el viejo no va a volver, pero sí podemos intentar que no vaya a más.
“Puedes reconocer el sitio en el que estás por los residuos que encuentras. Cada región tiene su residuo característico”.
¿Y hay algún tipo de residuo que encontraseis más que otro?
Fer: Depende de la zona. Es curioso, porque puedes reconocer el sitio en el que estás por los residuos que encuentras. Por ejemplo, en Galicia hay muchos plásticos de la pesca y de las bateas donde se crían los mejillones. En el norte de Portugal, es exagerada la cantidad de nasas para pulpos que hay. En una limpieza que organizamos con una asociación portuguesa recogimos miles en cuatro días. Llenamos un camión.
En Andalucía hay muchos residuos que tienen que ver con el narcotráfico y con la inmigración, y en algunos puntos con la fiesta y el turismo. En Tarragona lo que más hay son pélets, porque allí está situada la industria petroquímica más importante del sur de Europa. Vamos, que cada región tiene su residuo característico.
También hay muchas colillas, ¿no?
Patri: Sí, la colilla es como el comodín, están en todas partes, al igual que los microplásticos, que los encuentras en casi todas las playas. Otro residuo muy habitual son las toallitas higiénicas, sobre todo, en las desembocaduras de los ríos y cerca de las ciudades y las depuradoras.
Y entre todo esto que os ibais encontrando, ¿cuál fue el residuo más raro, el que más os llamó la atención?
Fer: Hubo muchísimos que nos llamaron la atención. Hace unos años, un barco tuvo un accidente en la costa de Estados Unidos y perdió varios contenedores llenos de cartuchos de impresora HP. Hoy, siguen apareciendo en Portugal y en Galicia, nosotros encontramos unos 14.
Nos hemos encontrado cosas de todo tipo y de todos los países, de todos los colores y de todos los productos. Patri encontró incluso un mensaje en una botella.
Patri: Sí, era la ilusión de mi vida. Venía también de Estados Unidos y contactamos con la chica que lo había enviado. Vimos todo tipo de cosas raras, hasta un walkie-talkie de un globo sonda.
Fer: Era uno de esos globos sonda que se lanzan a la atmósfera para estudiar la climatología, me imagino. Llevan incorporado un teléfono para mandar información. Es curioso encontrar este tipo de cosas, que casi no sabes ni que existen, y llegar a descubrir qué son y de dónde proceden.
¿Qué nos cuentan estas historias sobre el problema de la contaminación por plásticos en el océano?
Patri: Pues que no tiene límite. Océano solo hay uno y en el mar no hay fronteras. Esto nos da una visión bonita, porque nos une, pero por otro lado es un poco desesperante, porque la solución es muy complicada. Realmente nos hace falta un tratado global para frenar la contaminación por plásticos, con el compromiso de todos los países, que sea vinculante y que se cumpla.
A vuestras investigaciones las llamabais arqueología de la basura. Después de hacer este viaje, ¿qué creéis que pensarán de nuestra época los arqueólogos del futuro?
Fer: Pues sobre todo que bebíamos mucho, porque las botellas de agua y de refrescos son de las cosas más comunes que se pueden encontrar. Van a decir “esta gente estaba sedienta, ¿sería porque empezaba el cambio climático? No estaban acostumbrados y tenían que beber mucho”.
Dirán también que teníamos muchísima hambre, porque se encuentran un montón de envases de comida de usar y tirar. Y quizá pensarán que qué época tan buena si podíamos permitirnos coger recursos que tardan muchísimo tiempo en generarse en la naturaleza y devolverlos en forma de basura. Es algo ridículo. Yo creo que pensarán eso, que estábamos locos y con muchísima sed.
Qué imagen de civilización tan poderosa, entre comillas, ¿no? Comiendo, bebiendo y tirando todo como si no hubiese mañana.
Fer: Exacto.
Durante el trayecto, pasasteis por colegios y otros centros para hacer divulgación. ¿Cómo fue este trabajo?
Patri: Fue bien, aunque nosotros éramos muy optimistas y queríamos hacer un montón de cosas para las que luego no teníamos tiempo. Dar charlas en los colegios es algo súper bonito y que te llena de energía, porque los niños no solo preguntan, sino que también están deseando compartir lo que están haciendo.
A veces también nos encontramos la otra cara. En un instituto de Portugal, por ejemplo, una alumna nos dijo: “¿para qué hacéis eso? ¿para qué andáis tanto? Yo solo con andar de un lado a otro de esa playa ya estaría cansada”. Me quedé muy pillada, porque yo pensaba que a todo el mundo le encantaría hacer esto. Pero bueno, una cura de humildad. Hay gente a la que le da igual.
Mientras caminabais, hubo varias noticias muy relevantes relacionadas con el plástico. ¿Cómo las vivisteis?
Fer: La crisis de los pélets en Galicia me entristeció mucho, porque ya antes de este accidente nos encontrábamos muchísimos por todo el norte. Pensar que estaban apareciendo todos esos pélets en playas tan bonitas como las que habíamos visto nos afectó bastante.
Y respecto al fracaso de las negociaciones para el tratado global contra la contaminación por plásticos, era un poco una crónica de una muerte anunciada. Varios científicos y científicas nos habían dicho que no tuviésemos muchas expectativas. Aun así, sienta muy mal que no nos pongamos de acuerdo en algo tan importante como esto. A ver si de una vez por todas lo conseguimos.
“El viaje nos valió para darnos cuenta de que dependiendo de dónde vivas es más fácil dejar de utilizar plástico desechable o no. En la actualidad es mucho más fácil en una gran ciudad que en muchos pueblos”.
Vosotros sois conocidos por tener un estilo de vida con el que apenas generáis residuos plásticos. Pero ¿cómo hace uno para evitarlo cuando no está en su casa?
Patri: En el viaje hemos generado más residuos plásticos que en casa. Al principio pensamos en guardar todos los plásticos que utilizásemos durante el viaje, pero con todo lo que pesaba la mochila era como un castigo. Hemos sido más flexibles, y hemos comprado plástico, aunque sobre todo hemos comido muchísimos tarros de garbanzos, fruta y verdura.
Fer: Cuando llegábamos caminando, después de 20 o 30 kilómetros, todavía teníamos que montar la tienda de campaña y buscar dónde comprar algo para cenar. A veces había pocas opciones o ninguna. Esto nos valió para darnos cuenta de que dependiendo de dónde vivas es más fácil dejar de utilizar plástico desechable o no. En la actualidad es mucho más fácil en una gran ciudad que en muchos pueblos.
Echando la vista atrás, ¿diríais que habéis cumplido el objetivo por el que empezasteis a andar en Irún?
Fer: Creo que sí. Cuando salimos, teníamos la expectativa de llegar a más personas y tener más alcance en medios de comunicación. Pero, por otro lado, no teníamos claro si íbamos a ser capaces de acabar el proyecto, por temas económicos, físicos y mentales.
Estar un año caminando, fuera de casa, no es fácil. Luego ves que llegas a los 1000 kilómetros, a los 2000, a los 3000, que acabas Portugal, que parecía que no se acababa nunca, que recorres toda Andalucía. Y llegas al final. Fue una maravilla.
¡Gracias por leernos! Esperamos que te haya gustado conocer esta aventura tanto como a nosotros.
Pero Un océano sin plástico no ha terminado: a Patri y a Fer les toca ahora llevar su mensaje a más personas.
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La semana que viene volvemos con el formato de siempre y las noticias más interesantes y curiosas sobre medioambiente, naturaleza y cambio climático.
Hasta entonces,
Tania y Juan
Una aventura la de Patri y Fer, en la que viajamos a su lado, sin cansarnos, muchísima gente.
Tuve la suerte de poder pasar un buen rato con ellos en mi playa favorita. Tengo claro que ya no podemos vivir sin plástico, y también tengo claro, que quiero seguir al lado de Patri y Fer.
Lo llamo: "convivirconvivirsin plásticos.
Marisé 💙💚
Estupendo reportaje y entrevista a Patri y Fer.
Su labor es muy inspiradora y a mí, al menos, me ayuda aponer el foco y tratar de reducir todo lo posible el uso del plástico.
Es muuuuuyyyyyy difícil, pero, aún así, tenemos mucho margen para mejorar.
¡Y lo del mensaje en la botella es precioso, qué regalo tan merecido! 👏🏾👏🏾👏🏾
Claro que con tantos kilómetros de costas y playas, tenían muchas papeletas 😉😉
Me encantaría encontrar uno 🙏🏾