Viscoso, pero sabroso
La guerra de Ucrania llena los bolsillos fósiles, El Niño prepara su regreso en 2023 y los leones del Namib cambian su dieta ante la escasez de cebras y antílopes.
Cuando los vikingos surcaban los mares, tenían que esquivar los muchos monstruos que los habitaban. Uno de ellos era el hafgufa, un ser gigantesco que permanecía inmóvil en la superficie y atraía a sus presas a su boca. Ahora, un grupo de investigadores de la Universidad de Flinders (Australia) sugiere que el origen del mito nórdico está en la curiosa forma que tienen algunas ballenas de alimentarse.
UNA GUERRA FÓSIL
Hace ya más de un año que Rusia invadió Ucrania. La guerra, que deja decenas de miles de soldados y al menos 8000 civiles muertos, ocho millones de refugiados y otros tantos desplazados internos, ha cambiado - quizá para siempre - el tablero energético mundial. En el último año hemos hablado mucho de renovables y de facturas eléctricas, pero, ¿qué ha pasado con los combustibles fósiles?
La Unión Europea ha reducido su dependencia del gas ruso, que ha pasado de suponer el 75 % del total importado a sumar menos del 13 %. Lo ha logrado consumiendo un 10 % menos de energía y aumentando la generación con renovables, pero, sobre todo, comprando gas natural licuado a otros países y quemando carbón. Es decir, aparcando los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
El sector del gas ha aprovechado la situación: las grandes gaseras estadounidenses han cerrado 45 acuerdos de suministro con la UE durante el último año. Algunos de estos contratos comprometen a los 27 a comprar gas hasta mediados de siglo. Al mismo tiempo, hemos visto cómo las grandes empresas de combustibles fósiles lograron beneficios récord el año pasado.
A nivel global, la industria fósil sale muy reforzada del primer año de guerra en Ucrania. Los subsidios al consumo de combustibles superaron el billón de dólares, según la Agencia Internacional de la Energía. Y China, que antes de la pandemia era un gran consumidor de gas, se ha hecho fuerte con el carbón: en 2022 concedió dos licencias para nuevas centrales térmicas a la semana.
A pesar de todo, la transición energética se ha acelerado en el último año. La solar y la eólica generaron el 22 % de la electricidad de la UE en 2022.
El apoyo a las renovables se mantiene sólido: un 86 % de los ciudadanos de la UE sostiene que se debería invertir en energías limpias a gran escala, según el último Eurobarómetro.
El medioambiente ha sido otra de las víctimas en Ucrania: la guerra deja ya daños ambientales por valor de 51 000 millones de dólares.
CAMBIO DE RUMBO
Tras tres años dominando el Pacífico y el clima mundial, La Niña está llegando a su fin: la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que existe un 55 % de probabilidades de que El Niño se haga fuerte en la segunda mitad de este año. Pero empecemos por el principio: ¿qué son El Niño y La Niña?
Se trata de fenómenos naturales de calentamiento y enfriamiento, respectivamente. Diferentes fases de un patrón recurrente en el océano Pacífico tropical, que cambia de forma irregular cada pocos años provocando variaciones en el clima de todo el planeta. El actual fenómeno de La Niña, por ejemplo, se ha asociado a la gran sequía del Cuerno de África, que ha provocado al menos 3,3 millones de desplazamientos internos en Somalia, Etiopía y Kenia.
Si finalmente entramos en una fase de El Niño, es probable que las temperaturas globales aumenten. De acuerdo con la OMM, hay un 93 % de probabilidades de que alguno de los próximos cuatro años se convierta en el más cálido jamás registrado (superando los niveles de 2016, cuando se combinaron los efectos de El Niño y del cambio climático).
Existe también un 50 % de probabilidades de que la temperatura media global alcance, de forma puntual, una subida de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Estas son otras de las posibles consecuencias de El Niño:
Los inviernos pueden ser más fríos y secos en el norte de Europa.
En Australia, la reducción de las precipitaciones puede llevar a un aumento de las sequías y de los incendios forestales.
Las lluvias escasas también pueden ralentizar el crecimiento de la vegetación de las selvas tropicales, por lo que estas perderían capacidad para absorber carbono.
PASOTA Y PRESUMIDA
Aunque con la fuerza de sus mandíbulas bien podría arrancarnos un dedo de cuajo, la tortuga toro prefiere rehuir la presencia de los seres humanos. Eso era, al menos, lo que esperaba Bryant Turffs cuando se encontró con la de la foto en Florida. Sin embargo, esta siguió a lo suyo, ignorando al fotógrafo y dejándose querer por la cámara. La imagen es una de las finalistas de los Underwater Photographer of the Year 2023.
EL REY DE LA PLAYA
A pesar de su nombre, la Costa de los Esqueletos es uno de los desiertos más vivos del mundo. Allí, entre las dunas áridas del Namib y las aguas gélidas de la corriente de Benguela, en el Atlántico, se extiende un ecosistema en el que conviven elefantes y jirafas, avestruces y antílopes, hienas y chacales. Un desierto en el que los leones han aprendido a cazar focas.
El desierto de Namibia es un lugar único. Las lluvias son escasas y las temperaturas superan los 45 ºC en verano, pero las nieblas del océano y la cercanía a zonas con torrentes y sabanas permiten que muchas de las especies más icónicas de África se hayan adaptado a vivir allí, aunque para ello hayan tenido que tirar de ingenio.
Ante la escasez de presas, los leones del desierto aprendieron a cazar focas, cormoranes y flamencos en el cabo Cross, punto que marca el extremo sur de la Costa de los Esqueletos. Sin embargo, la presión humana acabó expulsando a los felinos de la costa en 1980. Dos décadas más tarde, la población de leones había crecido y estos volvieron a acercarse al cabo, pero ya no cazaban focas. Los científicos locales creían que se habían olvidado.
En los últimos años, la sequía extrema ha reducido el número de cebras, avestruces y antílopes en el desierto. Ante la necesidad, tres leones han logrado recuperar sus antiguas prácticas y han vuelto a cazar focas. Ahora, eso sí, se encuentran con otro obstáculo: el cabo Cross se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Namibia y el Gobierno no quiere que los grandes felinos espanten a los turistas.
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EN POCAS LÍNEAS
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Acabo de recibir vuestra primera newsletter, ha sido un refresquito...que pienso compartir con mis iguales.
Gracias por el trabajo que hacéis,buen día.