Incendio en la sierra de la Culebra
El incendio en la sierra de la Culebra, en España, centra buena parte de este boletín, en el que también hablamos de la esperanza de los osos polares.
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ARDE LA CULEBRA
Más de 30 000 hectáreas quemadas en una de las joyas naturales de la península Ibérica no han sido suficientes para ocupar portadas ni abrir los informativos de televisión. Ha ardido la sierra de la Culebra (Zamora), un enclave situado en el territorio rural y despoblado bautizado como la España vaciada y, ahora también, olvidada y calcinada. Se trata del peor incendio forestal en lo que va de siglo en España.
El fuego se inició el 15 de junio, en plena ola de calor en el sur de Europa, y avanzó sin control durante cinco días hasta que la meteorología puso de su parte, se calmó el viento y empezó a llover. El último balance oficial habla de 30 800 hectáreas quemadas en un perímetro de 120 kilómetros. Un total de 19 pueblos tuvieron que ser desalojados ante la cercanía de las llamas.
La sierra de la Culebra se extiende a través de 70 000 hectáreas en la frontera noreste de España y Portugal. En ella conviven ciervos, corzos, jabalíes, zorros, nutrias, tejones, gatos monteses y diez manadas de lobo ibérico, que hacen de la sierra uno de los mayores refugios de esta especie. El incendio los pilló en plena temporada de cría.
La observación de fauna es, precisamente, una de las actividades de mayor peso en la economía de una zona que vive también de la apicultura, la ganadería o la recogida de setas. La indignación en las poblaciones de la Culebra y sus alrededores es evidente: la tragedia natural y económica podría haberse amortiguado con mejores políticas de prevención y más medios de extinción. Pero todo llega tarde a los pueblos olvidados.
COMBUSTIBLE CLIMÁTICO
Los incendios son un elemento habitual en los ciclos de los ecosistemas. Sin embargo, el abandono del medio rural y las condiciones extremas causadas por el cambio climático han modificado sus dinámicas. Las temporadas de incendios duran más y la gran cantidad de materia vegetal que acumulan los bosques alimenta fuegos más virulentos y peligrosos.
De acuerdo con la Agencia Estatal de Meteorología de España, la relación entre incendios y condiciones meteorológicas es evidente, si bien los factores climáticos no son la única causa. Más allá de diferencias regionales, la agencia señala que el cambio climático provocará un aumento de los grandes incendios forestales en la península Ibérica. El fuego de la sierra de la Culebra es, quizá, el mejor ejemplo.
Durante episodios de olas de calor, estos sí relacionados directamente con el cambio climático, se reduce la humedad en el ambiente, lo que reseca la materia vegetal, tanto viva como muerta, tal como explica el profesor de ingeniería forestal Víctor Resco. Esta aridez extrema, unida a la elevada temperatura y el viento constante, convierte los bosques en un auténtico polvorín.
Las consecuencias de los incendios van más allá del impacto directo. El aumento de la erosión y el empobrecimiento del suelo, la pérdida de biodiversidad o el empeoramiento de la calidad del aire son algunas de ellas.
La Organización Meteorológica Mundial registra multitud de nuevos máximos de temperaturas durante la última ola de calor en Europa. Finalmente, se batieron récords en Portugal, España, Francia y Alemania.
Superar los 40 grados en junio será normal en España si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, según el atlas climático del IPCC.
Feroz y presumido
Aunque sea recurrente en nuestras pesadillas, el tiburón blanco rara vez ataca a las personas. Este, que se dejó retratar sin problema en las islas Neptune, es uno de los protagonistas de los Australian Geographic Nature Photographer of the Year.
EL REFUGIO DE LOS OSOS
En los fiordos del sureste de Groenlandia, la cobertura de hielo marino se mantiene solo durante unos 100 días al año. Esta zona, rodeada de altas montañas por el oeste y el océano por el este, es el hogar de un grupo aislado de osos polares que – al contrario que sus semejantes – no necesitan del hielo oceánico para sobrevivir.
El oso polar ha sido durante décadas el símbolo del cambio climático y del impacto de nuestras acciones en el planeta. El derretimiento de los casquetes polares tiene serias consecuencias para ellos: es sobre las superficies de hielo marino donde dan caza a las focas de las que se alimentan.
Sin embargo, los osos del sureste de Groenlandia (que llevan aislados al menos 200 años y son genéticamente diferentes al resto) se han adaptado a cazar en el hielo que se desprende de los glaciares, conocido como melange. Aunque son superficies muy frágiles e inestables, estos animales han aprendido a moverse sobre ellas.
De acuerdo con un estudio publicado en Science, el comportamiento de este grupo de osos puede dar pistas sobre la esperanza de la especie. «Podría arrojar luz sobre cómo los osos polares podrían persistir en un Ártico sin hielo», señalan los investigadores.
El regreso de las gigantas
Tras años de silencio estadístico y apariciones esporádicas, la ballena azul ha regresado a las costas del noroeste peninsular. Los números son bajos, pero los más de 30 ejemplares registrados el año pasado invitan al optimismo. Sigue leyendo aquí.
En pocas líneas
El futuro gobierno colombiano, encabezado por Gustavo Petro y Francia Márquez, tendrá como prioridad la transición energética y el fin del extractivismo.
Quedan menos de 36 000 ejemplares de avutarda euroasiática en todo el mundo, un 35 % menos que hace 15 años. El 70 % de los ejemplares se encuentra en España.
Tras el corte de suministro de gas ruso, Alemania activa la primera fase de su plan de emergencia energética y anuncia que recurrirá de nuevo al carbón.
Una raya gigante capturada en el río Mekong, en Camboya, se convierte en el mayor pez de agua dulce registrado en la historia. Pesa casi 300 kilos.
En Asia central, el clima desértico ha avanzado 100 kilómetros al norte en las últimas tres décadas.
Se confirma el asesinato del periodista británico Dom Phillips y el indigenista brasileño Bruno Pereira, que trabajaban en defensa de las comunidades indígenas en Brasil. El país figura entre los más peligrosos para los defensores del medioambiente.
Tres hembras de perro salvaje africano viajan durante más de 2000 kilómetros por el centro del continente, superando todo tipo de peligros y amenazas, para encontrar nuevas oportunidades y fundar su propia manada.
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